Muestra Individual de Grabados. Con texto del Lic. en Historia de las Artes Julio Sapollnik
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Provoca una gran emoción contemplar la obra de Silvina Baz. Su imagen es enigmática y profunda y sabe detenerse en el momento justo en que comienza a interpretar el espectador. Ella se expresa a través de las más diversas técnicas: dibujos, grabados, pintura, y fotografías. Todos procesos diferentes pero unidos por la gran expresión femenina que la identifica. ¿Qué relación guardan entre ellos?
La contemplación frente al espejo es un tema que aparece tanto en el grabado como en la pintura. No busca el parecido, sino la fuerza expresiva que se desprende de sus curvas, sus entradas y salientes. Apoyada en la fuerza del claroscuro, descubrimos que su imagen se universaliza representando deseos e infortunios que imperan en la vida cotidiana. El grabado y la pintura lo gritan desde la tensión provocada por centros de energía y agrupación de fuerzas presentes en un dialogo entre las líneas continuas y la variedad del color. En fin, una radiografía que por momentos permite ver más allá de la piel e intuir que puede haber detrás del esmerilado plástico que lo cubre. Puede ser otra mujer o si misma frente al espejo. De cualquier manera la fuerza de la imagen invita a reflexionar sobre el sentido de la vida, sobre el paso del tiempo y las marcas de la existencia. Silvina Baz pone en juego así, la distancia o no distancia entre lo que se ve y lo que se oculta.
Es el “Ser o no Ser” que alcanza la máxima plenitud creativa.